La pieza A la deriva, una composición espacial a base de barras de acero curvadas y cromadas, de profunda inspiración industrial. –A la deriva es una obra, si no me equivoco, basada en un poema de Walt Whitman. ¿Es habitual el recurso a autores de otras disciplinas como referencia? –No es exactamente que esté basada en un poema de Whitman. Pensaba en el nombre A la deriva cuando un amigo me dio a conocer el hermoso poema del mismo nombre, del autor del conocido libro Hojas de hierba, me lo leyó un par de veces y terminé de decidirme por este nombre… A veces tengo la suerte de vivir la poesía, hay pensamientos de escritores que aclaran con espléndida lucidez emociones y conceptos que sientes y participas como comunes, cuando así ocurre pueden completar imágenes y ayudan a acercarse a la comprensión de los hechos y las cosas. –Alguna vez ha comentado que la pieza es una “metáfora del desgaste humano y social”. ¿En qué sentido? –Euskalduna es un símbolo de un tiempo pasado industrial, con su nacimiento, más o menos esplendor, decadencia y final junto al Nervión. A la deriva, que mira transparente hacia la Ría, el Paseo, y el espléndido muro de hierro del Palacio, sustentadas su inestabilidad y peso existencial, aspira a ser parte de esa memoria, cuerpo estético de una época y a la vez metáfora de un tiempo industrial, de su lucha por la vida, progresivo desgaste, y final junto a la Ría que le vio nacer. –¿Es por esto por lo que la pieza es ideal para su ubicación en un recorrido tan simbólico como el Paseo de la Memoria? –Una obra debe tratar de acoplarse siempre al lugar donde se instala, entonces tendrá la oportunidad de acertar, de llegar a ser quizá interesante. Yo estoy contento con ella, pero sirve de poco como yo la mire y pueda valorarla. Cuando me concedieron esta ubicación me dio una gran alegría, era una gran oportunidad artística. Trabajé la situación y entorno de la escultura con el arquitecto del parque Javier Cholet que fue muy sensible a mi idea.
1 comentario:
La pieza A la deriva, una
composición espacial a base de barras de
acero curvadas y cromadas, de profunda
inspiración industrial.
–A la deriva es una obra, si no me equivoco,
basada en un poema de Walt Whitman.
¿Es habitual el recurso a autores
de otras disciplinas como referencia?
–No es exactamente que esté basada en
un poema de Whitman. Pensaba en el nombre
A la deriva cuando un amigo
me dio a conocer el hermoso poema
del mismo nombre, del autor
del conocido libro Hojas de hierba,
me lo leyó un par de veces y
terminé de decidirme por este
nombre… A veces tengo la suerte
de vivir la poesía, hay pensamientos
de escritores que aclaran
con espléndida lucidez emociones y conceptos
que sientes y participas como comunes,
cuando así ocurre pueden completar
imágenes y ayudan a acercarse a la comprensión
de los hechos y las cosas.
–Alguna vez ha comentado que la pieza
es una “metáfora del desgaste humano
y social”. ¿En qué sentido?
–Euskalduna es un símbolo de un tiempo
pasado industrial, con su nacimiento, más
o menos esplendor, decadencia y final junto
al Nervión. A la deriva, que mira transparente
hacia la Ría, el Paseo, y el espléndido
muro de hierro del Palacio, sustentadas
su inestabilidad y peso existencial, aspira
a ser parte de esa memoria, cuerpo estético
de una época y a la vez metáfora de
un tiempo industrial, de su lucha por la vida,
progresivo desgaste, y final junto a la
Ría que le vio nacer.
–¿Es por esto por lo que la pieza es
ideal para su ubicación en un recorrido
tan simbólico como el Paseo de la Memoria?
–Una obra debe tratar de acoplarse siempre
al lugar donde se instala, entonces tendrá
la oportunidad de acertar, de llegar a ser
quizá interesante. Yo estoy contento con
ella, pero sirve de poco como yo la mire y
pueda valorarla. Cuando me concedieron
esta ubicación me dio una gran alegría, era
una gran oportunidad artística. Trabajé la
situación y entorno de la escultura con el
arquitecto del parque Javier Cholet que fue
muy sensible a mi idea.
Publicar un comentario